Pequeña obra extraída del volumen “Brasil, país de futuro”,
en el que Stephan Zweig ejerce como guía turístico de lujo recorriendo la
playas, monumentos, barrios y, sobre todo, el ambiente de Río de Janeiro, su
paisanaje, su idiosincrasia. En pleno auge creativo, Zweig describe Río como
una ciudad fastuosa frente a la opresiva y anquilosada Europa. Asemejándola a
las ciudades mediterráneas, detecta en ella el optimismo vital de lo nuevo, en
desarrollo y pujante, frente al encorsetamiento de las viejas ciudades
imperiales centroeuropeas. Respira aires de libertad en un sitio donde se
mezclan blancos, negros y mulatos, sin importar credos ni religiones, con la
gente disfrutando de olores y colores, de la lujuriosa vegetación, de las
infinitas olas, tanto en los barrios ricos, como en las favelas. El mestizaje y
el optimismo como razones de ser y de vivir.
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