Una tarde anodina. Un sentimiento de no
hacer ni querer nada, de vagar sin necesidad, pero sin remedio, sin dirección
ni sentido, pero empujado por un sentimiento interno, por una llamada indefinida
y a descubrir. Un trayecto aparentemente aleatorio y errático al que el destino
hace finalizas en una pista forestal. Los copos caen, y con ellos la noche, y
todo queda sumergido en la blancura. Hay que volver, no hay rastro ni forma de
hacerlo, es necesaria ayuda, y en medio de la blancura en la negritud de la
noche, el protagonista se adentra en lo desconocido. Buscando un rumbo y un
sentido que también es el de su propia vida. Y en la lucha por recuperar el
camino, que es, finalmente, una lucha por la vida, figuras en el horizonte,
recuerdos y frío, nieve. Con este planteamiento Jon Fosse crea un vibrante e
intenso pequeño relato, bellamente escrito, que obliga a reflexionar sobre la
soledad, el sentido de la vida y el rumbo al que nos obligan nuestras
decisiones, por nimias que sean.
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