Cuando al comisario Adamsberg se le encomienda resolver un caso, el
lector se da cuenta que la cosa no quedará ahí. La habitual perspicacia del
comisario no queda colmada con la evidencia de los delincuentes y necesita algo
más motivador, un caso que sólo él es capaz de ver, y que, poco a poco, se
perfila en el horizonte. Lo que parece una serie fortuita de muertes por
ataques de una araña venenosa, en la cabeza del comisario se convierte en una
serie de crímenes que se pierden en el tiempo y que se enredan indeciblemente,
conectando la triste posguerra francesa y un ambiente opresivo de orfanatos con
la Edad Media y la propia niñez del comisario, en un juego de engaños y
suposiciones que dinamizan continuamente la trama, sometida a continuas idas y
venidas que, incluso, acaban más de una vez en aparentes puntos muertos. Sin
embargo la fe del comisario en la razón y la intuición, en las burbujas de su
cerebro, y su liderazgo entre su experto equipo, permitirá avanzar entre la
tela de la araña reclusa, la protagonista virtual de la trama. Novela policíaca
sencilla, sin trucos, pero con una trama elaboradísima, hecha para el disfrute,
dentro de la mejor tradición del género en Europa. Con personajes solventes y
creíbles, desde el comisario y colaboradores, a graciosas viejecitas misteriosas,
en la mejor tradición de Agatha Christie, consigue atrapar la atención de forma
natural. Una obra muy recomendable y, sin duda, una perfecta introducción a los
lectores que quieran conocer la obra de la autora.
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