Las novelas de la serie Charlie
Parker, cuentan con tres elementos imprescindibles. La potencia del personaje
principal, el detective y expolicía Charlie Parker, personaje complejo,
multifacético, denso, de contrastes, pero muy solvente; los bosques de Maine y
Nueva Inglaterra y, por extensión, zonas umbrosas, oscuras, descuidadas; y el
elemento mágico que acompaña a todos los seres que se mueven en su entorno,
seres que se diluyen en las sombras, que habitan los sueños, que se escabullen de
los humanos, que trascienden a la mera realidad palpable. En esta novela, una gran
novela de detectives, faltan el ambiente y el mundo mágico que, sin ser
estridente, es necesario en el entorno de Parker. No es, por tanto, una gran
novela de la serie no es reconocible como tal. Sin embargo, es una novela de
Charlie Parker, una gran novela, con una trama sólida, compleja, potente. El
oficio de Connolly la hace brillar. Sin pertenecer a la serie ya sería una gran
novela, que merece la pena ser leída por los amantes del género. Buenos
personajes, ambientación, diálogos, quizás la más cinematográfica de la saga,
precisamente porque se aferra más a la realidad aunque, quizás por ello, para
los seguidores del Charlie Parker tradicional, falta de aquello que las hace
oscuras: el mundo detrás del real que mueve a todos los actores.
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