viernes, 19 de octubre de 2018

“Los senderos del mar”. María Belmonte. Acantilado.

Dice María Belmonte que “a fuerza de recorrer senderos, se desarrolla una capacidad de transformar el mundo en un espacio nuevo, sorprendente y maravilloso”, y en la guía de su viaje a través de la costa vasca, consigue que esa capacidad transformadora, esa forma de ver el mundo, se traslada, a través del libro, al lector. María hace buena una de las mejores cualidades de un buen libro, transportar al lector a un paisaje, en este caso no inventado, en el que se integra para vivirlo. La buena literatura es así, mágica, transformadora, y evocadora, y sin duda, la autora logra trasladarnos y hacernos vivir sus experiencias, transmitirnos los olores del mar y los bosques, los colores de alboradas y crepúsculos, el suave frescor de la brisa, incluso la dureza del camino cuando se vuelve cuesta arriba. Pero además, nos cuenta las historias de los lugares, las conversaciones con sus gentes y, como en toda buena literatura de viajes, nos aporta más información que la meramente sensorial, enriqueciendo la experiencia de la lectura; y como en toda buena literatura de viajes, al final, nos queda la sensación de que el trayecto se nos ha hecho corto y que deseamos, sin duda, recorrerlo por nosotros mismos. 

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