La
revuelta de Flandes del siglo XVI, supuso la herida por la que había de desangrarse
el Imperio Español, un conflicto de casi un siglo en el que las tropas de la Monarquía
Hispánica se batieron contra enemigos de toda Europa (franceses, ingleses,
alemanes, holandeses, suecos…), culminando con un país rendido, empobrecido y
extenuado, que dejó paso al dominio de las nuevas potencias continentales
(Francia en tierra e Inglaterra en los mares) y al nacimiento de los Países Bajos.
En el germen de todo ello, la revuelta que estalla bajo el gobierno del Duque
de Alba en Flandes, unos años de guerra continua y total, en los que el
gobernador de Flandes no supo leer, ni transmitir a su señor, la situación. No
fue una revuelta religiosa, ni una revuelta contra el rey. Fue, como suele ser
habitual, una revuelta económica contra las medidas fiscales impuestas por el
Duque, y nobiliaria, señores locales que querían mantener su parcela de poder dentro
de la obediencia a su rey. En este contexto, la cerrazón del Duque, quien en su
esquema de valores no entendía la insumisión al mandato real, condujo a un enfrentamiento
brutal, sin margen de acuerdo que, en buena medida, fue una guerra civil y en
la que, ya sí, los elementos culturales y religiosos, tuvieron un mayor peso.
Un análisis exhaustivo de esos primeros años, que adolece de claridad, perdida
por un relato excesivamente pormenorizado, con abundancia de nombres locales,
informes de tropas, nóminas de beligerantes… que lo hacen a veces arisco. Perfecto
manual histórico que agradecería un enfoque más literario y divulgativo para hacerlo
accesible al gran público.
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