Las biografías constituyen un género en el que destacó, rutilante, Stephan Zweig, siempre obsesionado por la historia y el devenir de los acontecimientos. A las tan conocidas obras sobre “María Estuardo” y “María Antonieta”, se une la de Americo Vespucio, trabajo de pequeño formato que, sin embargo, aglutina un inmenso conocimiento acerca de uno de los personajes clave del renacimiento europeo. Navegante y cartógrafo, pasó a la historia por ser el padre del topónimo “América”, en un juego de luces y sombras, verdades y mentiras, del que nunca sabremos si fue protagonista consciente o actor pasivo. En cualquier caso, la abundancia de información que presenta Zweig, acompañada por su excelso estilo nos acercan más al hombre que al personaje histórico. Y a él, al hombre, lo interroga, lo analiza, lo asculta para saber el qué y el por qué, como buen historiador, pero al tiempo, trata de ahondar en sus sentimientos, en su psicología, sus fundamentos morales y éticos. Y con esto Zweig, gran constructor de personajes, lleva la historia del personaje a la literatura. Un libro entre la historia y la ficción que permite conocer a la persona, su peripecia vital, su mundo y, sobre todo, colocar al lector, como hace siempre Zweig, en el centro de la trama, preguntándose qué habría hecho si el protagonista de la historia fuera él.
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