lunes, 6 de enero de 2020

“El regreso del joven príncipe”. A.G. Roemmers. Planeta


Resultado de imagen de el joven príncipeEl excelente gancho que supone la obra original, “El Principito” es el principal y único aliciente de esta pretendida secuela, a una altura muy inferior a la del original. Ofrecida como un reencuentro entre el Príncipe y los humanos, buscando aquel todo aquello que dejó y añora, tiene inevitables ecos de la obra original, y precisamente ahí se encuentra su principal encanto, ya que la rememoración de la obra original consigue contagiar de nostalgia a la actual. Sin embargo, y salvo algún pasaje que sí parece acercarse al sentimiento inspirador de Exúpery, la obra es un fiasco. Frente al carácter profundamente filosófico, humanista y trascendente de la obra original, esta se presenta como una obra de clara inspiración cristiana, rompiendo la magia atemporal y transversal de la original. Sobra Dios en la presencia del joven Príncipe, de alguna manera, acota y acorta su mensaje. Aquí, todo parece orientarse a la necesidad de la búsqueda de Dios, cuando en la obra original lo que se pretendía era buscarse a sí mismo. Un pasatiempo, interesante para cristianos devotos y convencidos, pero un engaño para los que admirábamos la filosofía intrínseca y personalísima del cuento original.

No hay comentarios:

Publicar un comentario