Praga, con su belleza, es una
ciudad que destila tristeza. Sus calles y sus habitantes muestran en sus
edificios y rostros la huella de recientes décadas de violencia y dolor,
primero por la dictadura nazi, y luego por la comunista. Y por ello, es también
un país de héroes. La “operación antropoide” fue el primer intento exitoso de
atentar contra altor jerarcas nazis. Un grupo de jóvenes checos, a al
desesperada, logró asesinar al llamado a ser el sucesor de Hitler, “el hombre
del corazón de hierro”, “el nazi perfecto”. Reinhard Heydrich, el ideólogo de
la “Solución Final”, el diseñador de los campos de exterminio fue ejecutado por
un comando checo formado en Inglaterra. Sin embargo, su victoria fue amarga:
familias de colaboradores ejecutadas, los pueblos de origen de los autores del
atentado, borrados del mapa y ellos, los autores del atentado, acorralados y
forzados al suicidio en la cripta de la catedral ortodoxa de Praga. Una
historia emotiva e intensa, con huellas aun visibles en la ciudad y en el ánimo
de los checos, pero al tiempo, una historia de libertad y valentía, la de la
lucha contra la tiranía.
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