Sin lugar a dudas, una de las obras
maestras de la literatura. La narración del viaje de un padre y un hijo en un futuro
apocalíptico, de destrucción, en el que el ser humano, cuando existe, se convierte
en un depredador de sus congéneres. Ante una vida sin esperanza, la huida a ninguna
parte de los protagonistas buscando a “hombres buenos” permite profundizar en conceptos
como la bondad, la esperanza, las relaciones paternofiliales, el amor, y el
respeto. Grandes virtudes que permanecen y resplandecen en un entorno gris,
muerto, violento, abrasivo. Los protagonistas, son la esperanza nuestra, de los
hombres, son el último resquicio de humanidad. Con una magistral narración, sólo
al alcance de los más excelsos narradores, McCarthy permite escuchar los breves
y duros diálogos entre padre e hijo; ver el mundo gris, muerto y lleno de
ceniza; sentir el pánico ante la presencia de “hombres malos” y, con todo, permitirnos
sentir la sensibilidad y profundidad de valores implícitos en el comportamiento
humano. Un mensaje, con todo, de esperanza, a la par que obra de referencia,
una auténtica joya literaria.
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