La maestría de Jane Austen
describiendo, irónica y elegantemente, la sociedad de su época, las relaciones
entre sexos, las aspiraciones galantes y, también, la subordinación de los
deseos de las mujeres a lo que se esperaba de ellas, quedan perfectamente reflejados
en esta pequeña obra, presumiblemente incompleta, que es un auténtico fresco de
época, en el que se mezclan la nobleza rural, los señores venidos a menos, y los
usos sociales para promocionarse, el qué dirán, y el cómo. Con su habitual finura
descriptiva, y con un lenguaje pulcro y magistral, de madurez, a pesar de todos
los convencionalismos, Austen nos presenta a la inevitable protagonista femenina,
empoderada a pesar del momento, quien trata de hacerse valer aunque el final al
que llega, de época como no puede ser de otra forma, se acomoda a los usos del
momento, si bien es cierto que a través de los caminos que decide la
protagonista.
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